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domingo, 2 de abril de 2023

EL DISCURSO EXPOSITIVO Y LA REPOSTERÍA


                                       EL DISCURSO EXPOSITIVO Y LA REPOSTERÍA

Hoy quiero hablaros del discurso expositivo.

                En lingüística se concibe el discurso como una concatenación hablada o escrita de palabras, que se articulan convenientemente en oraciones y frases con la intención clara de transmitir un mensaje, exponer un tema, una doctrina, una ideología, una tesis, un punto de vista o simplemente manifestar lo que se piensa o se siente, generalmente con una intención: enseñar, persuadir, entretener…

            Sin pretender agotar una clasificación completa, se pueden distinguir los tipos de discurso más habituales: expositivo, narrativo, argumentativo o publicitario.

            A continuación os expondré algo sobre el discurso expositivo:

            Su objetivo es informar sobre determinada cuestión y aclararla. Suele ser un texto limpio y poco llamativo. Se supone que el contenido por sí mismo es interesante para los lectores a quienes va dirigido. Aun así, se debe procurar que sea agradable y entretenido para evitar el riesgo de que el lector abandone la lectura antes de terminarla.

            Este tipo de discurso se debe caracterizar por su claridad. Si las instrucciones de uso de un electrodoméstico no nos aclaran como funciona, es como si no hubieran sido escritas. También ha de estar redactado con  concisión, puede ser más o menos extenso pero siempre expresará las ideas que se proponga transmitir con exactitud y con el menor número de frases posible. Otra característica es la objetividad, en él no debe haber opiniones personales, y si las hay han de estar disfrazadas tras una máscara de objetividad. Además, un texto expositivo debe de atenerse al tema en todo momento, no puede irse por las ramas.

            Veamos un ejemplo:

                           RECETA DE ARROZ CON LECHE AL ESTILO COLOMBIANO

Si quieres preparar un rico postre, el  arroz con leche al estilo colombiano es una excelente opción. Aunque alguna de las personas a las que quieras invitar te haya  dicho alguna vez que no le gusta el arroz con leche, con esta receta la harás cambiar de opinión.

            Antes de empezar selecciona con cuidado los ingredientes: seis tazas de leche entera —si es cruda de vaca, mucho mejor—,  media taza de arroz ─te recomiendo el de tipo bomba, que es más absorbente—,  una taza de crema de leche —si no la puedes conseguir, vale la nata de cocinar—, una cucharada de vainilla  —la  encontrarás líquida o en polvo, es preferible la líquida porque se mezcla mejor—,  seis astillas de canela —procura que no estén abiertas o rotas—,  media taza de azúcar blanco,  doscientos gramos de pasas —es importante que sean sin pepitas, las sultanas procedentes de Turquía son muy buenas— y canela molida.

            En un perol grande, pon al fuego vivo la leche, con el arroz y las astillas de canela, hasta que hierva. Baja el fuego y con una cuchara de madera mueve constantemente hasta que se vea el arroz espeso. Retira el perol momentáneamente del fuego y quita las astillas de canela.

            Previamente, habrás preparado en un recipiente aparte una mezcla con la crema de leche, el azúcar y la vainilla, batiendo hasta obtener una pasta fina y homogénea. Vierte esa mezcla en el perol, sobre el arroz, y remueve todo bien. Después, ponlo de nuevo al fuego fuerte hasta que dé un hervor.

            Agrega las pasas y sírvelo en una fuente (las del tipo pyrex van muy bien). Ya tienes el arroz con leche colombiano. El proceso te habrá llevado unos veinte minutos, que amenizados con buena música se pasan sin sentir (prueba a escuchar algo que le ponga ambiente a la ejecución de la receta: canciones llaneras y algún vallenato, o si no unas cumbias). Espolvorea canela molida sobre el arroz y adórnalo con algunas pasas. Déjalo enfriar, cúbrelo con papel transparente y mételo a reposar en el frigorífico.

Atrévete y descubrirás lo que, aunque ahora no lo creas, eres capaz de hacer. ¡Que lo disfrutéis, tú y tu gente!

Espero que podáis apreciar en esta receta de repostería las características propias del discurso expositivo, aunque he introducido sutilmente algunas opiniones subjetivas, ¿te atreves a señalarlas? 

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