TRAS LOS PASOS DE DON MIGUEL DE UNAMUNO EN SALAMANCA
Hoy os invito a un paseo por la ciudad
de Salamanca, a recorrer algunos de los escenarios en los que el Magnífico
Rector de la más antigua y aún viva universidad de España.
Don Miguel llegó, desde su ciudad
natal, Bilbao, a Salamanca en 1891 como catedrático de griego en la
Universidad. Entonces él ni se lo podía imaginar, pero esta ciudad sería su
refugio, su fuente de inspiración, su hogar y el de muchos de sus
descendientes, que aún hoy se sienten tan salmantinos como el que más.
A lo largo de su vida, dejó huellas
imborrables en la ciudad y en su universidad, tanto en los ámbitos académicos y
culturales como políticos, siendo reconocido con los honores reservados a las
personas más preclaras: Rector de la Universidad (desde 1901 a 1914 y entre 1931 y 1936), concejal y alcalde
honorífico.
Y hoy en día, después de casi
noventa años después de su muerte, acaecida el 31 de diciembre de 1936, todavía
se siente y se palpa su legado en las calles plazas y edificios de Salamanca, de la que escribió estas sentidas palabras:
Del corazón en las honduras guardo tu alma robusta;
cuando yo muera guarda, dorada Salamanca mía, tú mi recuerdo. Y cuando el sol
al acostarse encienda el oro secular que te recama, con tu lenguaje, de lo
eterno heraldo, di tú que he sido.
Primera parada:
La Plaza Mayor
No dejéis de visitar el café Novelty, donde don Miguel acudía asiduamente a departir con sus contertulios. Y, aunque puede que alguien eche de menos allí una representación de él, como la escultura de don Gonzalo Torrente Ballester, también ilustre escritor afincado en Salamanca, pero gallego, el ambiente del local podría transportar a cualquiera al pasado, cuando don Miguel, en carne y hueso, hubiese podido ocupar el lugar que hoy ocupa don Gonzalo, sentado ante un viejo velador, desde donde se puede admirar el ágora, un cuadrilátero irregular sorprendentemente armónico, según el propio don Miguel, con sus arcadas tachonadas de medallones con las efigies de personajes ilustres. Os invito a buscar el suyo en la del lateral a la derecha del Ayuntamiento, desde cuyo balcón principal don Miguel proclamó la Segunda República el 14 de abril de 1931
Segunda parada:
La
Casa Museo Unamuno
Propiedad
de la Universidad, fue el hogar de don Miguel durante su primera etapa como
rector, de 1900 a 1914, sita en la calle Libreros muy cercana a la Universidad,
que no hay que confundir con la de la calle Bordadores, donde él vivió después
hasta su muerte, y de la que luego hablaré.
Atribuida a
Quiñones, se construyó en el XVIII, hoy convertida
en museo conserva la biblioteca privada de don Miguel, con más de 6.000 libros,
así como su despacho objetos personales, manuscritos y correspondencia, que
dicen mucho de su vida y pensamiento.
Tercera parada:
La
Universidad
La Universidad de
Salamanca, Univeresitas Studii Salmantini, en latín, fue la primera
institución educativa europea en tener el título, propiamente dicho, de
universidad, siendo su antecedente el Studium Generale, instituído en 1218 por
el rey don Alfonso IX de León, que dio paso a la Universidad, merced a la real
célula de Alfónso X, el Sabio, fechada el 9 de noviembre de 1252, y que fue ratificada
en 1255 por el papa Alejandro IV.
El
emblemático edificio de las Escuelas Mayores, construido, como los que lo
rodean, entre las postrimerías del XV y principios del XVI, parece ser
contemplado por la estatua de fray Luís de León, también catedrático de griego,
como don Miguel, y que, como este, también sufrió destierro. Fray Luís por
tener la osadía de traducir la Biblia al Castellano y don Miguel por decirle
cuatro verdades al espadón del rey Alfonso XIII, el general Primo de Ribera, su
tocayo. Curiosa convergencia.
El
Paraninfo es el escenario de los grandes acontecimientos de la Universidad. En él
la imaginación de muchos podría desbordarse al rememorar la frase lapidaria: Venceréis,
pero no convenceréis, pronunciada allí por don Miguel en su último discurso.
Cuarta parada
El convento de San Esteban
Los frailes
dominicos, que tenían su asentamiento extramuros de la ciudad, tras una crecida
del Tormes que destruyó su viejo convento en 1256, se instalaron en el solar
que hoy ocupa este impresionante edificio, joya del plateresco, que fue construyéndose
a lo largo de tres siglos merced a generosas donaciones de la nobleza
salmantina, provocadas por el buen oficio mendicante de los frailes.
Palacio
de Anaya
Otra de las joyas
arquitectónicas de Salamanca, situado frente a la Catedral y construido en el
siglo XVIII, fue sede del Colegio Mayor de San Bartolomé. En él es destacable su
fachada neoclásica. Hoy alberga la Facultad de Filología.
En su interior, es de admirar la escalera imperial. Si os animáis a subir, encontraréis un interesante busto de don Miguel.
Sexta parada
La última morada de don Miguel
En la calle
Bordadores, a la derecha de la Casa de las Muertes, encontramos la que fue
morada de don Miguel en su segunda etapa como rector de la Universidad. Un
edificio, aunque no muy suntuoso, siempre ha sido muy entrañable para mí.
Vecinos de la familia de don Miguel , vivían en el mismo edificio los Cuadrado,
a los que conocí estrechamente y me dieron la oportunidad de conocer a Felisa,
hija de don Miguel.
Y, frente a ella,
encontraremos su estatua, obra de Pablo Serrano, que habla por sí sola.
Séptima parada
El
soto de altas torres
Con
este símil definió la imagen reflejada sobre el Tormes. Siempre lo recuerdo al
contemplar el conjunto de las Catedrales, la Nueva y la Vieja, la Universidad y
Casa Lis, que se miran en el espejo del río.
Aquí termina el paseo, pero, si alguno queréis acercaros al cementerio de San Carlos Borromeo, allí podrá leer, escrito sobre su tumba su epitafio:
“Méteme,
Padre Eterno, en tu pecho,
misterioso
hogar, dormiré allí,
pues
vengo deshecho del duro bregar”
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